La política comúnmente es
entendida y relegada a lo que hacen los partidos políticos, el gobierno y las
instituciones los cuales se han ido corrompiendo a lo largo del tiempo y muchas
veces causan malestar en la ciudadanía no solo en los países latinoamericanos
donde es de conocimiento popular que existen altos índices de corrupción sino
también en los países hegemónicos en donde la democracia es pura ilusión y las
decisiones del pueblo son tomadas al interior y al exterior de esos países por
las altas cúpulas de poder económico, político y social.
Bolivar Echeverria decía que
"lo político, es decir, la capacidad de decidir sobre los asuntos de la
vida en sociedad, de fundar y alterar la legalidad que rige la convivencia
humana, de tener a la socialidad de la vida humana como una substancia a la que
se le puede dar forma.“ es una forma de entender que la política es una cosa, pero lo
político está enraizado en nuestras formas más cotidianas de vivir como seres
sociales.
La política la ejercemos
todos los días sin darnos cuenta y se encuentra en todas las esferas de
nuestras vida. Pedir se reevalúe un ítem mal calificado en algún examen de la
escuela, pedir un mejor trato en los servicios de salud, pedir respeto ante las
opiniones de los demás y la propia, son ejemplos de cómo hacemos política cotidianamente.
Hacer consiente esas formas de hacer política diariamente abre el abanico de
posibilidades para ejercerla no solo en todas las cuestiones que nos atañen en
nuestra cotidianidad, sino también en los ámbitos que por más lejanos que nos
parezcan a nuestra persona son importantes para desarrollarnos de manera digna.
El feminicidio, por ejemplo, no es un problema aislado al cual solo les afecte
a los familiares de las victimas de feminicidio, es una problemática
estructural que violenta de distintas maneras a todas las mujeres de una
sociedad. Exigir justicia ante esa violación de derechos humanos es exigir
dignidad y calidad de vida para todas y todos.
El movimiento feminista del
siglo pasado instauro esta concepción y acción en su emblemática consigna:
"lo personal es político". Esta consigna vino a trastocar las
concepciones y la forma en la que se llevaba a cabo la política por lo menos hasta
hacía algunas décadas con respecto a la situación de las mujeres. Fue un gran
aporte no solo para la lucha feminista sino para todos los ámbitos de la
política, ya que es una propuesta que dignifica el sentido de humanidad a
cualquier persona, comunidad o colectivo.
La política debemos
entenderla como algo que podemos (y debemos) retomar. Apropiarnos de la
política, hacer política es tomar el rumbo de nuestro propio destino como
sociedad y seres humanos en nuestras manos. Derribar y desaparecer las
fronteras simbólicas, de poder y geográficas que nos violentan como humanidad.
Fijar relaciones más colectivas y menos individualistas, hacer justicia, crear
formas de convivencia más amorosas y creativas es parte fundamental de nuestro
compromiso con otras personas y con nuestra naturaleza misma para transformar
el mundo en el que vivimos.
La política es una
herramienta de transformación social y llevada a cabo ética y responsablemente en última instancia nos pone en equilibrio con la naturaleza a la que tanto le debemos. La politixa es de todas y todos, el cambio está en nuestras manos si nos organizamos, si volteamos a ver al otro y a la otra, si transformamos nuestra forma de relacionarnos.